¿Qué pasaría si te dijera que el miedo nunca desaparecerá completamente? Sí, así de crudo. Y sí, lo sé, no suena a esa “motivación mágica” que te hará lanzarte sin dudar. Pero la autora Susan Jeffers nos plantea justo eso en su libro "Feel the Fear and Do It Anyway". Ella tiene una idea revolucionaria: no se trata de intentar vencer al miedo o esperar a que desaparezca. La clave está en vivir con él, transformarlo y, por extraño que suene, hacerlo tu compañero. Porque, seamos realistas: si no sientes ese cosquilleo en el estómago, probablemente es que no estás creciendo lo suficiente.
La Verdad N.º 1: El Miedo Nunca Desaparecerá (si estás en constante crecimiento)
Jeffers nos cuenta que el miedo no se va a ningún sitio siempre y cuando estemos en terreno desconocido, avanzando, creciendo, asumiendo nuevos riesgos. La mayoría hemos jugado alguna vez al juego del "cuando...": “cuando deje de tener miedo, entonces me animaré a empezar ese negocio”, “cuando me sienta seguro, entonces lo intentaré”. Pero resulta que ese día podría nunca llegar. Si siempre estás esperando a que el miedo desaparezca antes de dar el primer paso, puede que consumas toda tu vida esperando a ese momento que nunca llegará.
Reflexión: “Si continúas creciendo, siempre encontrarás un motivo para sentir miedo, pero eso también significa que estás evolucionando”.
En realidad, el miedo es un indicador positivo, nos dice que estamos saliendo de la zona de confort, donde realmente ocurre el aprendizaje. La solución es dejar de verlo como un obstáculo y entender que es una señal de progreso.
La Verdad N.º 2: La Única Manera de Eliminar el Miedo de Algo Es Haciéndolo
Esto nos lleva a la segunda verdad de Jeffers: la única manera de hacer desaparecer el miedo es enfrentándolo. El “hacer” va primero, y luego, casi sin que te des cuenta, el miedo empieza a perder fuerza. Imagina a un joven que debe hablar en público por primera vez. Los nervios son intensos, incluso paralizantes. Sin embargo, después de unas cuantas veces de intentarlo, las piernas dejan de temblar y empieza a sentirse cómodo. El miedo se reduce porque ha hecho algo que su mente decía que no podía hacer.
Jeffers recuerda sus propias experiencias enseñando a estudiantes cuando apenas había aprendido el tema. Cada vez que impartía una clase, se sentía aterrada, pero con cada repetición su confianza aumentaba. Con el tiempo, pasó de preparar ocho horas para una clase de una hora a sentirse tan cómoda que solo necesitaba un esquema. La lección aquí es simple: a veces, la solución no es dejar de tener miedo, sino actuar a pesar de él.
La Verdad N.º 3: La Confianza Nace del Hacer, No del Pensar
¿Y si el miedo al fracaso es también lo que te impide sentirte mejor contigo mismo? Jeffers nos comparte una verdad impactante: si esperas a sentirte bien contigo mismo antes de actuar, puede que te quedes atrapado en un ciclo sin fin. Por paradójico que parezca, la verdadera autoconfianza se construye a partir de los logros, por pequeños que sean. Cada vez que haces algo que te asusta un poco, esa pequeña victoria te dice que eres capaz.
Es un enfoque diferente a la típica mentalidad de esperar a que “algo” o “alguien” nos haga sentir completos. Susan Jeffers nos explica cómo, después de su divorcio, aprendió a vivir sola, reparar su casa y resolver sus problemas. Con cada tarea que asumía, aumentaba su autoestima. Finalmente, el bienestar no llegó porque alguien le reafirmara sus capacidades, sino porque ella misma se las demostró.
La Verdad N.º 4: No Eres el Único que Tiene Miedo al Éxito o al Fracaso
Una de las cosas más reveladoras fue descubrir que incluso las personas que aparentan seguridad también sienten miedo en situaciones nuevas. Susan nos explica la historia de Ed Koch, un exalcalde de Nueva York que, después de haber enfrentado multitudes y decisiones cruciales, sintió pánico cuando tuvo que aprender un número de claqué en un evento público. Jeffers lo considera una muestra de que el miedo es universal: hasta los más valientes o seguros lo sienten cuando se enfrentan a algo nuevo.
Recuerda: “No eres el único que siente miedo al dar el salto. Todos lo experimentan, incluso aquellos que parecen tenerlo todo bajo control”.
Saber que el miedo es una experiencia humana común, incluso entre personas admiradas, puede ayudarte a verlo de manera diferente. No es una señal de debilidad; es parte del ser humano.
La Verdad N.º 5: Enfrentar el Miedo Es Menos Terrible que Vivir con un Sentimiento Constante de Impotencia
La última verdad de Jeffers es un gran golpe de realidad: vivir con miedo constante es peor que enfrentar esos miedos de manera puntual. Esto puede sonar extraño, pero cuando permitimos que el miedo controle nuestras decisiones, empezamos a vivir con una sensación de impotencia. Y esa sensación, como dice Jeffers, es mucho más devastadora que el miedo momentáneo de hacer algo nuevo.
Jeffers explica esto con la historia de Janice, una mujer que evitó tomar riesgos en su vida y se apoyó en su esposo para todo. Sin embargo, cuando él sufrió un derrame cerebral, tuvo que enfrentarse al hecho de que ahora ella debía asumir el control. A través de esta experiencia, Janice descubrió que tenía más fuerza de la que creía, y que el verdadero miedo era no saber si sería capaz de afrontar las situaciones difíciles de la vida. Pero lo hizo y encontró una sensación de paz y capacidad que antes no tenía.
El Miedo como Compañero, No Como Obstáculo
La gran enseñanza de "Feel the Fear and Do It Anyway" es que el miedo no debe ser un freno, sino una señal de que estás avanzando. La idea no es esperar a que desaparezca ni intentar ignorarlo, sino aprender a vivir con él y usarlo como herramienta para alcanzar tus metas. Porque, al final, el miedo a crecer es infinitamente menos aterrador que vivir con la sensación de que nunca intentaste cumplir tus sueños.
Así que, la próxima vez que sientas ese nudo en el estómago al enfrentarte a algo nuevo, recuerda las palabras de Susan Jeffers. Siéntelo... y hazlo de todos modos. Porque detrás de cada miedo superado hay una versión de ti mismo mucho más fuerte, segura y poderosa.