Todos hemos escuchado historias sobre personas que logran el éxito a pesar de tener comportamientos que parecen ir en contra del sentido común. A veces, estos comportamientos se confunden con las razones por las cuales los llevan a tener éxito, lo que crea lo que Marshall Goldsmith llama la trampa de la superstición. En su libro "What Got You Here Won't Get You There", Goldsmith explica cómo a menudo cometemos el error de creer que los comportamientos que nos trajeron hasta aquí son los mismos que nos permitirán seguir avanzando. En este artículo, exploraré cómo identificar las creencias que nos pueden estar impidiendo alcanzar el máximo potencial y cómo superar esos obstáculos.
4 Creencias que Pueden Estar Limitándote
Estas cuatro creencias clave nos ayudan a alcanzar el éxito. Pero a la vez, cada una de ellas puede dificultarnos el cambio. Y esta es la paradoja del éxito: esas creencias que nos trajeron hasta aquí pueden estar frenándonos en nuestro camino hacia el éxito. Analicemos más de cerca cada una de estas cuatro creencias:
Creencia 1: "He tenido éxito."
Esta es una creencia que muchos líderes y ejecutivos adoptan después de alcanzar un cierto nivel de éxito. El problema de esta creencia es que, si bien es cierto que el éxito pasado puede ser un indicativo de nuestras habilidades, la idea de que ya hemos alcanzado lo máximo puede llevarnos a la complacencia. Aceptar que he tenido éxito es solo una parte de la ecuación, pero no garantiza que podamos seguir avanzando. El éxito, según Goldsmith, no es algo estático, y lo que nos trajo hasta aquí puede no ser suficiente para continuar nuestro camino hacia nuevas metas.
Creencia 2: "Puedo tener éxito."
Esta creencia también es una trampa común. Creer que puedo tener éxito es una afirmación de confianza en nuestras habilidades, pero no garantiza que estemos dispuestos a hacer el trabajo necesario para adaptarnos a las circunstancias cambiantes. Es posible que estemos tan convencidos de nuestra capacidad para tener éxito que no vemos las áreas donde necesitamos mejorar. Sin la disposición para cambiar y adaptarse, esta creencia se convierte en una limitación, porque el éxito no solo depende de lo que podemos hacer, sino de lo que estamos dispuestos a cambiar.
Creencia 3: "Tendré éxito."
Aquí está la trampa de la complacencia nuevamente. Creer que tendré éxito es, en parte, una declaración de confianza en el futuro, pero esta creencia también puede hacernos pasar por alto los comportamientos que necesitamos ajustar para que ese éxito se materialice. No basta con esperar que el éxito llegue. Es importante reconocer que las circunstancias cambian y que debemos ajustar nuestras estrategias, comportamientos y mentalidades para asegurar que tendremos éxito en el futuro.
Creencia 4: "Elijo tener éxito."
Esta es, según Goldsmith, la creencia más poderosa de todas. Elegir tener éxito implica tomar acción y responsabilidad. Es una creencia activa que nos insta a tomar decisiones conscientes, hacer cambios y tomar el control de nuestro destino. La verdadera clave del éxito no está solo en los logros pasados, ni en la confianza de que el éxito es posible, sino en nuestra decisión de hacerlo posible todos los días a través de nuestros comportamientos y elecciones.
¿Cómo Evitar la Trampa de la Superstición?
El mayor riesgo de estas creencias es que se vuelven trampas de la superstición. Cuando nos aferramos a estas ideas sin cuestionarlas, terminamos creyendo que ya hemos alcanzado lo máximo que podemos lograr, sin reconocer que cada etapa de nuestro desarrollo requiere una evolución en nuestros comportamientos y actitudes. Goldsmith nos invita a hacer un examen de nuestras creencias y estar dispuestos a actualizarlas constantemente.
El proceso de autocomprensión y cambio no es fácil, pero es fundamental para el crecimiento. En lugar de confiar únicamente en las creencias pasadas, debemos preguntarnos si estamos eligiendo conscientemente nuestro éxito en el presente y en el futuro, adaptándonos a las nuevas circunstancias y comportamientos necesarios para mantener y mejorar nuestros logros.
El Caso de Harry: Un Ejecutivo Brillante con una Gran Falta
Uno de los ejemplos más representativos de esta trampa de la superstición es el caso de un ejecutivo llamado Harry, que Marshall Goldsmith relata en su libro. Harry era brillante, creativo y lograba resultados sobresalientes. Pero tenía un comportamiento que, aunque no lo veía como un obstáculo, era percibido por todos a su alrededor como una gran debilidad: no sabía escuchar.
A pesar de que su falta de escucha afectaba tanto a su equipo como a su familia, Harry estaba convencido de que esa característica era, en parte, la razón de su éxito. Su rapidez para tomar decisiones y su confianza en sus ideas le daban una ventaja competitiva, o eso pensaba él. Sin embargo, lo que realmente sucedía es que sus éxitos ocurrían a pesar de no escuchar, no por que no escuchara.
La Superstición del Éxito: Creer que lo Malo Conduce al Buen Resultado
Muchos de nosotros caemos en la misma trampa que Harry, creyendo que ciertas conductas, como ser demasiado agresivos, sarcásticos o distantes, nos conducen al éxito. Es común que las personas de alto rendimiento no solo se aferren a sus fortalezas, sino que también justifiquen comportamientos inapropiados que creen que son la clave de su éxito.
Goldsmith señala que es frecuente que las personas justifiquen sus comportamientos negativos como parte de su "personalidad de éxito". Por ejemplo, he trabajado con personas que creen que ser crueles o muy directas en sus comentarios les ayuda a generar ideas brillantes, cuando en realidad esas actitudes podrían estar alejándolos de sus colegas y enterrando el trabajo en equipo. Del mismo modo, algunos vendedores creen que ser agresivos con los clientes les permite cerrar más ventas, cuando en realidad lo que hace que cierren más ventas es el producto que ofrecen o la cantidad de interacciones que realizan, no su comportamiento hostil.
El Reconocimiento de la Realidad: ¿De Verdad Contribuye al Éxito?
Es crucial hacer un examen sincero de nuestras creencias. ¿Estamos repitiendo comportamientos que creemos que son parte de nuestra receta para el éxito, pero que en realidad solo hemos confundido con resultados favorables? Como explica Goldsmith en su libro, el truco está en diferenciar entre lo que hacemos por nuestro éxito y lo que hacemos a pesar de esos comportamientos.
En el caso de Harry, la transformación empezó cuando reconoció que su falta de escucha no era algo positivo, aunque lo había justificado durante años. Después de una reflexión, admitió que quizás, en algunos casos, él también era el "tonto" por no escuchar a los demás. Este cambio de mentalidad fue clave para superar la superstición que lo mantenía estancado.
El Reto de Cambiar: ¿Es Necesario Cambiar Todo?
Cambiar un comportamiento que hemos tenido durante años puede ser una tarea difícil, especialmente cuando creemos que nos ha llevado al éxito. Sin embargo, como se demuestra en el caso de Harry, lo que inicialmente parece un obstáculo puede convertirse en una gran oportunidad para mejorar.
Al principio, Harry temía que al mejorar su habilidad para escuchar perdería su creatividad. Sin embargo, fue necesario asegurarle que un cambio pequeño y gradual no iba a extinguir su impulso creativo. De hecho, escuchar más a menudo a los demás podría enriquecer sus ideas y permitirle crecer como líder. La clave es no temer a una corrección excesiva, sino a encontrar el equilibrio adecuado para mejorar sin perder lo que ya funciona.
El Rol de la Ley Natural: ¿Cómo Motivarnos a Cambiar?
Goldsmith también menciona un concepto interesante en su libro: La Ley Natural. Este principio sostiene que las personas solo cambiarán si pueden ver claramente que hacerlo está alineado con sus propios intereses y valores. Es decir, cambiar no es una cuestión de hacerlo porque otros lo digan, sino porque hacerlo nos beneficia personalmente.
Cuando trabajamos con personas con éxito, muchas veces su resistencia al cambio proviene de la creencia de que su éxito se debe a cómo son, no a lo que hacen. Sin embargo, cuando se les demuestra que mejorar un comportamiento específico puede traerles beneficios tangibles, como mayores oportunidades o relaciones más fuertes, suelen estar más dispuestos a cambiar.
Reflexiona sobre Tus Propios Comportamientos
Es probable que todos tengamos algún comportamiento o hábito que pensamos que nos ha ayudado a lograr nuestras metas, pero que en realidad podría estar interfiriendo en nuestro éxito. La próxima vez que te enfrentes a un obstáculo, pregúntate: ¿Este comportamiento es la razón de mi éxito o lo estoy haciendo a pesar de él?
Recuerda, el primer paso para mejorar es reconocer que no todos nuestros comportamientos son parte de una fórmula ganadora. Cuando identifiques aquellas creencias erróneas que has asociado con tu éxito, podrás tomar el control y modificar lo que no está funcionando, dándote así la oportunidad de alcanzar nuevas alturas.