¿Alguna vez te has encontrado frente a esos mapas en un centro comercial que dicen “Tú estás aquí”? Son como un salvavidas en medio de la incertidumbre, mostrando en qué punto estás y cómo llegar a donde quieres. Algunas personas tienen la suerte de tener una especie de GPS interno, una brújula que siempre les señala el camino correcto. Pero no todos nacemos con esa claridad. Y, según Marshall Goldsmith, aunque tengas éxito y sepas adónde quieres llegar, los mismos hábitos que te llevaron al éxito inicial pueden ser los que ahora te están frenando.
Goldsmith, reconocido coach ejecutivo, explora en su libro "What Got You Here Won’t Get You There" cómo ciertos comportamientos que alguna vez te funcionaron pueden, irónicamente, ser ahora los obstáculos para avanzar en tu carrera. Aunque has alcanzado el éxito, siempre hay un “allí” al que podrías llegar si eres capaz de cambiar los hábitos que te limitan.
Carlos, el CEO al que todos escuchan... demasiado
Carlos es un CEO brillante. Empezó desde abajo y ha llegado a la cima. Su problema: cada comentario suyo se convierte en ley, aunque no lo pretenda. Imagina que en una reunión comenta que el diseño de un producto quedaría mejor en azul; su equipo lo toma como una orden. Un mes después, cuando presentan el producto final, Carlos menciona que en realidad lo prefiere en rojo. Resultado: su equipo se desmotiva, y lo ven como alguien que no tiene las cosas claras. Carlos, con sus años de experiencia, cree que solo está compartiendo ideas, pero su equipo lo percibe como un rey dando órdenes.
Carlos es culpable del "Hábito #2: Agregar demasiado valor". Este hábito implica que, aunque tengas las mejores intenciones, puedes sobrecargar a los demás con comentarios o sugerencias que ellos interpretan como instrucciones. Como líder, cuanto más asciendes, más impacto tienen tus palabras. A veces, lo mejor es callar para permitir que otros brillen. Esto es clave para ser un líder inspirador y no solo alguien a quien obedecer.
Sharon y su círculo exclusivo de ‘Sharonistas’
Luego tenemos a Sharon, una editora de éxito, carismática y líder nata que se ha ganado la lealtad de su equipo, al que llaman “los Sharonistas”. Pero Sharon tiende a formar su círculo de favoritos, y si no eres parte de ese grupo, lo notarás. El problema aquí es el "Hábito #14: Jugar a los favoritos”. Al rodearse solo de quienes le dicen “sí” a todo, Sharon pierde la oportunidad de escuchar puntos de vista diferentes. Este favoritismo puede ser perjudicial y hacer que otros se sientan ignorados o, peor, que abandonen el equipo. Como líder, a veces tienes que abrirte a nuevas perspectivas y evitar que el equipo se vuelva un eco de tus propias ideas.
Martin, el experto financiero que perdió la gran oportunidad
Martin es un financiero de éxito que tiene una oportunidad de oro: reunirse con un magnate que podría catapultar su carrera. Pero Martin se pasa toda la reunión hablando de su propia genialidad en lugar de preguntar qué necesita su cliente. Aquí vemos el "Hábito #20: Necesidad excesiva de ser ‘yo’". A Martin le importa más demostrar lo bueno que es que escuchar. En el mundo de los negocios, y especialmente en las relaciones de alto nivel, el éxito a menudo depende más de tu capacidad de escuchar que de hablar de tus logros.
El “aquí” y el “allí” en tu camino al éxito
Carlos, Sharon y Martin son ejemplos, que nos explica Marshall Goldsmith, de cómo ciertas conductas, aunque en su momento pudieron ser útiles, ahora los frenan. Han llegado a “aquí”, pero si quieren llegar “allí”, necesitan cambiar. Estos malos hábitos, si se repiten, pueden dañar las relaciones y minar tu credibilidad. Y esto no solo pasa en el trabajo; también afecta tu vida personal. ¿Te has dado cuenta de que a veces crees estar ayudando, pero otros ven tu intervención como una intromisión? O piensas que estás delegando bien, pero otros lo interpretan como desinterés. Estos pequeños malos hábitos pueden erosionar, con el tiempo, la buena voluntad y confianza de quienes te rodean.
Tu mapa para el éxito: entender dónde estás y a dónde quieres llegar
Si algo aprendí de Marshall Goldsmith, es de ayudar a la gente a orientarse. Como un director de escena, me enseñó a observar esos “pequeños errores de actuación” y ayudar a los líderes a afinar su comportamiento para que tengan el impacto deseado. Porque, al final, ser un líder eficaz no se trata solo de tus logros, sino de cómo te perciben y de tu capacidad para adaptarte. Como dice Goldsmith, tienes que entender que “lo que te trajo hasta aquí no te llevará hasta allí”.
El viaje de “aquí” a “allí” requiere que cambies algunos aspectos, pero no significa que dejes de ser tú mismo. Goldsmith no está diciendo que te conviertas en alguien completamente diferente; al contrario, se trata de pulir ciertos detalles, como ajustar una coma en una frase o añadir el ingrediente secreto en una receta para conseguir ese sabor perfecto.
Llegar “allí” implica dejar de lado ciertos hábitos
Tener éxito hoy no garantiza que lo tengas mañana, especialmente si tus habilidades técnicas y conocimientos no van acompañados de una inteligencia social y una capacidad de adaptación. En este libro, Goldsmith muestra cómo dar el salto: entender tus limitaciones, aceptar el feedback y ajustar tus hábitos. No necesitas grandes cambios, solo pequeños ajustes que pueden marcar una gran diferencia.
El objetivo es convertirte en ese líder que inspira y motiva, alguien que no solo tiene respuestas, sino también empatía y una visión clara de a dónde va. El viaje de “aquí” a “allí” no es fácil, pero tampoco imposible. Si sigues esta hoja de ruta, puedes llegar a ser no solo el mejor en lo que haces, sino también el tipo de líder que todos quieren seguir.
el próximo paso está en tus manos
Estás aquí, pero tienes el potencial de llegar mucho más lejos. La clave es dejar de pensar que todo depende de tus habilidades actuales y empezar a ver dónde puedes mejorar. No se trata de cambiar lo que eres, sino de ajustar cómo te comunicas y cómo entiendes el impacto que tienes en los demás. Así que, si estás listo para el desafío, recuerda que lo que te ha traído hasta aquí no es suficiente para llevarte a tu próximo destino. El primer paso es reconocerlo, y el siguiente, emprender el cambio.