Marshall Goldsmith, en su influyente libro «What Got You Here Won't Get You There», expone un punto fascinante: muchas veces, el mayor obstáculo para el éxito no son las habilidades técnicas ni la falta de conocimiento, sino pequeños hábitos negativos que repetimos casi sin darnos cuenta. Si estás dispuesto a reflexionar sobre tu comportamiento y descubrir las barreras reales que posiblemente te están frenando, este artículo es para ti.
Los 21 Hábitos que Sabotean tu Éxito
- Ganar siempre: Si tienes la necesidad constante de ganar en todo, incluso cuando no es necesario, probablemente estás agotando a quienes te rodean. No siempre tienes que demostrar que tienes razón.
- Añadir demasiado valor: ¿Alguna vez has sentido la necesidad de mejorar cada idea que alguien comparte? Aunque tengas buenas intenciones, esta práctica puede hacer que los demás se sientan desmotivados.
- Juzgar: La crítica constante puede ser destructiva. No todo requiere un análisis exhaustivo ni un estándar impuesto por ti.
- Hacer comentarios destructivos: El sarcasmo y las críticas mordaces quizá te hagan parecer ingenioso, pero pueden causar mucho daño en tus relaciones.
- Empezar frases con "No", "Pero" o "Sin embargo": Estas palabras suelen transmitir que estás en desacuerdo antes de escuchar completamente. Cambiar esto podría mejorar significativamente tu comunicación con los demás.
- Decirle al mundo lo listo que eres: Todos apreciamos la inteligencia, pero nadie disfruta de alguien que necesita presumirla constantemente.
- Hablar enfadado: Usar el enojo como herramienta para dirigir puede ser muy dañino. La volatilidad emocional rara vez es constructiva.
- Ser negativo: Convertirte en la persona que siempre señala por qué algo no funcionará, puede apagar la creatividad de tu equipo.
- Retener información: Negarte a compartir información clave para mantener el control o el poder, solo genera desconfianza.
- No dar el reconocimiento adecuado: Reconocer el esfuerzo y los logros de otros no solo es justo, sino que también fomenta un ambiente positivo y colaborativo.
- Atribuirte méritos que no te corresponden: Nada es más irritante que alguien que se adueña del trabajo ajeno. Sé generoso con el reconocimiento.
- Poner excusas: Justificar tus errores como rasgos inmutables de tu personalidad te estanca. Asumir la responsabilidad es la clave.
- Aferrarte al pasado: Culpar a los eventos o personas del pasado es una forma de evitar el cambio necesario en el presente.
- Tener favoritos: El favoritismo puede destruir la moral de un equipo. Asegúrate de tratar a todos de manera justa.
- Negarte a expresar arrepentimiento: Decir "lo siento" no te hace débil; al contrario, demuestra madurez y responsabilidad.
- No escuchar: La falta de atención activa es una de las formas más pasivas y agresivas de desprecio.
- No expresar gratitud: Agradecer es una cortesía básica. Un simple "gracias" puede marcar una gran diferencia.
- Castigar al mensajero: Atacar a quien trae malas noticias solo desincentiva la honestidad en el futuro.
- Pasar la pelota: Echar la culpa a otros erosiona la confianza y evita que se solucionen problemas de forma efectiva.
- Tener una necesidad excesiva de ser "tú mismo": Exaltar tus defectos como virtudes es una excusa para no cambiar.
- No saber qué acciones hay que parar: Goldsmith destaca que muchas veces no necesitamos aprender más, sino dejar de hacer lo que sabemos que está mal.
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
Goldsmith explica que estos hábitos no son defectos de habilidad ni inteligencia, sino patrones de comportamiento que hemos normalizado. A menudo, estos comportamientos están ligados a nuestras creencias sobre el éxito. Por ejemplo:
- Creencia: "He tenido éxito". Nuestro historial de logros puede cegarnos ante nuestros defectos. Pensamos: "Si he llegado hasta aquí, ¿por qué cambiar?"
- Creencia: "Puedo tener éxito". La confianza es crucial, pero también puede impedirnos escuchar críticas constructivas.
- Creencia: "Tendré éxito". Un optimismo desmedido puede llevarnos a ignorar las señales de advertencia y los consejos bienintencionados.
- Creencia: "Elijo tener éxito". Este sentido de autodeterminación es positivo, pero puede convertirse en obstinación cuando nos negamos a cambiar.
¿Cómo comenzar a cambiar?
Goldsmith propone algo sencillo pero efectivo: haz una lista de cosas que necesitas dejar de hacer. A veces, el camino hacia la mejora no implica añadir tareas, sino detener comportamientos que son negativos. Por ejemplo:
- Si no agradeces lo suficiente, empieza diciendo "gracias".
- Si interrumpes constantemente, guarda silencio y escucha.
- Si eres sarcástico, evita comentarios innecesarios.
El cambio no tiene que ser drástico ni inmediato. Pequeñas correcciones pueden tener un impacto significativo en tu entorno laboral y personal.
Reflexión final
Goldsmith nos recuerda que "lo que te trajo aquí no te llevará hasta allí". El éxito que has alcanzado hasta ahora no garantiza tu éxito futuro, especialmente si no estás dispuesto a adaptarte y mejorar. Pero aquí está la buena noticia: todos podemos cambiar, y los beneficios no solo se reflejarán en tu carrera, sino también en tus relaciones y en tu calidad de vida.
Así que, ¿por dónde vas a empezar? ¿Qué hábito negativo vas a dejar atrás hoy?