Cuando escuchas la palabra "efectividad", probablemente te venga a la mente la idea de alguien que hace muchas cosas en poco tiempo. Pero, ¿sabías que ser efectivo va mucho más allá de simplemente hacer más? Según Peter Drucker, el padre del management moderno, la efectividad es una habilidad que cualquiera puede aprender. Así es, no es un don con el que nacemos, sino una habilidad que podemos desarrollar, y lo mejor de todo: ¡es más simple de lo que crees!
La idea de Drucker es que no hace falta que trabajes más duro ni que te conviertas en una máquina para ser efectivo. Se trata de usar tus recursos de forma inteligente y, sobre todo, de enfocarte en lo que realmente importa. Vamos a ver cómo lograrlo.
Primero, Conoce tus Fortalezas
Uno de los primeros principios de Drucker para ser efectivo es que debes saber cuáles son tus puntos fuertes. Y no se trata de vanidad o de inflar el ego; se trata de entender en qué áreas eres bueno para que enfoques tu energía en esas tareas. ¿Sabías que la mayoría de las personas pierden un tiempo valioso tratando de mejorar sus debilidades? Según Drucker, esto es una trampa. En vez de eso, pon el foco en tus fortalezas y delega las tareas en las que no eres tan bueno.
Piénsalo un momento: si dedicas el 80% de tu tiempo a las cosas que se te dan bien, verás resultados mucho más rápido. Por ejemplo, si eres un gran comunicador, enfócate en desarrollar estrategias que dependan de esa habilidad, y deja los análisis complejos para quien sea un experto en ello.
Controla tu Tiempo, Controla tu Efectividad
Drucker es contundente en cuanto al uso del tiempo: si no lo controlas, será el tiempo quien te controle a ti. La mayoría de nosotros comenzamos el día sin una idea clara de a dónde se va nuestro tiempo. Y, en muchos casos, es solo al final del día cuando nos damos cuenta de que hemos perdido horas en tareas que no eran importantes.
¿Cómo puedes resolver esto? Drucker recomienda que lleves un registro detallado de tus actividades diarias durante al menos una semana. Puede sonar un poco aburrido, pero te aseguro que los resultados son sorprendentes. Al hacer esto, te darás cuenta de cuántas cosas haces que no te llevan a ningún objetivo concreto. Este ejercicio es como mirar un mapa del tiempo que estás “gastando” y así saber exactamente dónde ajustar.
Una vez que tienes claro en qué se te va el tiempo, el siguiente paso es eliminar o reducir aquellas tareas que no contribuyen directamente a tus objetivos. ¿De qué te sirve revisar el correo cada cinco minutos? ¿O atender llamadas que no están relacionadas con tus prioridades? ¡Ahorra tiempo y céntrate en lo que realmente importa!
Enfócate en Pocas Tareas Clave
Aquí va uno de los principios más valiosos de Drucker: no intentes hacerlo todo. Ser efectivo no se trata de abarcar todo, sino de hacer bien las cosas que realmente importan. Para Drucker, ser selectivo es esencial. De hecho, muchas veces pensamos que ser productivo es estar ocupado, pero no tiene nada que ver con eso.
Hazte la siguiente pregunta: ¿Qué pocas cosas, si las hiciera bien, tendrían un gran impacto en mis resultados? Este es el tipo de preguntas que te ayudan a identificar tus prioridades y te permiten concentrarte en las tareas que realmente tienen un impacto en tus objetivos. Si te ocupas solo de esas pocas tareas esenciales, verás cómo los resultados empiezan a mejorar notablemente.
La Importancia de Tomar Decisiones Efectivas
Otro punto importante que destaca Drucker es que la efectividad depende en gran medida de tu capacidad para tomar decisiones. Pero no se trata de decidir rápido, sino de decidir bien. Drucker insiste en que las decisiones efectivas requieren de un proceso que incluye varias fases, como reunir información, analizar alternativas y prever posibles resultados.
No es solo cuestión de tomar la primera opción que se te presente; se trata de tomarte el tiempo para reflexionar y analizar qué decisión tendrá el mayor impacto positivo. Drucker recomienda hacer esto de manera consciente y no impulsiva. Como dice él, “el que decide debe entender que ninguna decisión es realmente obvia”. Así que antes de lanzarte a tomar una decisión, dedícale unos minutos a pensar en cómo impactará en tus objetivos.
Actúa, no solo Pienses
Una vez que has tomado una decisión y que sabes cuál es tu prioridad, lo siguiente es actuar. Drucker dice que muchas personas se quedan atrapadas en la fase de planificación y nunca llegan a ejecutar. ¿Por qué? Porque a veces planificar nos hace sentir que estamos avanzando, aunque en realidad no estamos haciendo nada.
Si quieres ser efectivo, debes estar dispuesto a pasar a la acción. Es así de simple. No necesitas un plan perfecto, ni tenerlo todo bajo control. De hecho, cuanto más rápido comiences, más pronto podrás ajustar sobre la marcha y aprender de tus propios errores.
Aprende de tus Resultados y Mejora Constantemente
La última lección que quiero compartir de Drucker es la importancia de revisar tus resultados y aprender de ellos. La efectividad no es un destino, sino un proceso continuo de mejora. Esto significa que debes tomarte un tiempo para evaluar cómo han ido las cosas y qué puedes hacer mejor la próxima vez.
Drucker recomienda analizar lo qué funcionó, lo qué no y por qué. Así podrás hacer los ajustes necesarios y mejorar poco a poco. Además, este hábito de revisión constante te permitirá adaptarte a los cambios y mantenerte siempre en el camino correcto.
La Efectividad Está al Alcance de Todos
Como ves, la efectividad no es un misterio ni un superpoder reservado para unos pocos. Se trata de usar el tiempo de manera consciente, de enfocarte en lo importante, de tomar decisiones bien pensadas y, sobre todo, de pasar a la acción. Drucker nos recuerda que cualquiera puede aprender a ser efectivo. No se trata de hacer más en menos tiempo, sino de hacer las cosas correctas en el momento correcto.
Así que si quieres mejorar tus resultados, empieza aplicando estos principios. No tienes que hacer grandes cambios, sino pequeños ajustes que poco a poco te acercarán a la efectividad. Con práctica y perseverancia, te aseguro que tú también puedes convertirte en una persona más efectiva. Al final, recuerda: la clave no está en cuánto haces, sino en qué tan bien lo haces.